LA JUGUERA

9/2/10

A veces simplemente creo que nadie me quiere, que no sirvo o que soy fácilmente reemplazable como una simple maquina devenida a menos. Si me preguntan seria mas fácil de ese modo después de todo no me importaría si me reemplazan, si me actualizan o me desconectan.
Cuando era niña siempre confié en todos, tal vez demasiado, o por lo menos siempre me enseñaron a ser buena y responsable de mis actos, nunca fue mi intención ser una hija de puta.
¿Y que tiene que ver el primer párrafo con el segundo? Simple, ser buena me hizo obsoleta, soy una antigua maquina de exprimir naranjas, ni me enchufaban, ni apretaban botones, era una simple herramienta, siempre útil, siempre fácil de usar, sin demasiados artilugios, sin ningún lujo, sea lo que me hicieran, siempre seguía siendo lo mismo, igual que ahora, solo que ahora no lo saben apreciar, no se paran a ver realmente, dicen “parece una jugera, a ha, pero seguramente es otra cosa, si si, debe hacer jugos de cualquier cosa, debe desprender la pulpa por otro lado, es más, debe ser una fina y certera máquina de matar” ay, pero cuanta malasia hay en ellos para pensar eso, soy simplemente una jugera que espera que no te refríes con el jugo que te ofrece.
Soy simple, me gusta lo simple, pero no basta, tengo que ser complicada, como el resto de las mujeres, no saber lo que quieren, pues la inseguridad es sumisión, y la sumisión es virtud, pues ser así, el hombre se verá más capaz, más seguro de su masculinidad. Porque así se hizo el mundo.
Pero todo eso es basura, soy fuerte, las de mi clase son fuertes y así somos para tener hombres fuertes, hombres tan fuertes que a la más fuerte de todas, nos haga sumisa, por su propia grandeza.
Inútiles, pues somos enormes, como un auto que quiere llevar a un elefante, así somos, y nos abandonan en el desierto.
Recordémoslo nosotros, en silencio, y se esparcirá nuestro conocimiento, a los que puedan entender nuestro silencio.

LABIOS PARTIDOS

Labios desgarrados en el vaivén de las cortinas
Estas allí, exhausta con tus labios partidos de una noche desenfrenada
Y en media noche todo yace quieto
Como si solo la muerte invadiera todo

Sentada a piernas cruzadas
Desnuda la blanca figura
Tersa casi tirante
Rozagante

Tus pies están descalzos
Para sentir ese liquido entre los dedos
Con los ojos cerrados hueles
Aquel rojizo resto de amor

No queda más que un par de velas
De las centenares que había encendidas
Y se apagan despacio
Como si la briza entendiera

Los vientos siempre fueron el caballo de la muerte
Y un caballo fuiste tú
Montada también traías a la muerte
Y tu consorte no quiso ver

Y no llego a verla
Solo lo sintió
Como el conejo siente al lobo
Como el ratón al búho

Y cayó

Y ahí esta

Te relames los labios corrompidos

El festín ya termino